jueves, 30 de diciembre de 2010

Uno de cada diez niños muertos en accidente de tráfico no llevaba sillita

ESTUDIO

El 40 por ciento de los niños que murieron el año pasado en accidente de tráfico fueron 60 en total, no llevaba colocado ningún sistema de retención infantil. Este porcentaje ha sido facilitados por el director del Instituto de Seguridad Vial de la Fundación Mapfre, Julio Laria, y el responsable de homologación de Ford España, Manuel Luna, en una rueda de prensa en la que han dado cuenta del estudio "Panorama de la Seguridad Infantil en el Automóvil (1990-2009)".

El informe, según los representantes de Mapfre y Ford, debe llevarnos a una reflexión, especialmente a los padres que alegan en la mayoría de los casos para no utilizar estos sistemas de retención que el trayecto va a ser corto o simple pereza. Máxime debe hacerles reflexionar, según los expertos, si tenemos en cuenta lo que apuntan diferentes estudios: entre el 50 y el 80 por ciento de las lesiones mortales y graves en los niños por accidentes de tráfico se podrían evitar si se colocaran sistemas de retención infantil adecuados.
El estudio presentado recalca que los accidentes de tráfico son la primera causa de muerte accidental o violenta en los menores de 14 años, pero no obstante evidencia que la evolución durante los últimos 20 años ha sido "muy positiva" ya que se ha reducido la mortalidad en un 80 por ciento. En 1990 murieron en las carreteras 307 niños menores de 14 años, mientras que el año pasado fueron 60 los que perdieron la vida, aunque otros 489 resultaron con lesiones graves y 4.722 leves.


De esos sesenta niños, 40 fallecieron en accidentes registrados en carreteras, 34 ocupantes de vehículos, dos de bicicleta, uno de ciclomotor y tres peatones y 20 en ciudad, de los que 19 eran peatones. Una trágica cifra que, según Laria, plasma la necesidad de reforzar los mensajes relacionados con la seguridad vial, pero no sólo cuando los niños viajan como pasajeros, sino también cuando se desplazan como peatones

El número de niños accidentados ha disminuido considerablemente en las últimas dos décadas. Las razones hay que buscarlas en el cambio de legislación y en la mejora de las infraestructuras y las campañas y diseños de sistemas de retención infantil que han permitido una reducción de la mortalidad en un 80 por ciento, un porcentaje que es algo inferior en los más pequeños, en los bebés de cero a un año.
En 1990, la legislación española permitía que los niños menores de 12 años pudieran ir en los asientos traseros sin sistemas de retención infantil. Dos años después se permitía que los niños menores de dos años pudieran ir en los asientos traseros encima de las piernas de los padres y los menores de 12 años contaban como media plaza. En 2006, la legislación cambió, se hizo más restrictiva y obligaba al uso de sistemas de retención infantil hasta 1,35 metros de estatura, la altura mínima permitida para que el cinturón del automóvil actúe correctamente.
A pesar de que la evolución de la seguridad vial infantil ha avanzado, Mapfre y Ford creen que hay que seguir fomentando este aspecto y, por ello, han continuado con su campaña para facilitar a los clientes de sus talleres sillas infantiles homologadas. Pero son conscientes de que la medicina también debe incorporarse a esta tarea, como ocurre en otros países en que los médicos advierten a los padres que salen de los hospitales tras tener a su bebe que deben protegerlos con algún sistema de retención. Laria ha propuesto que los hospitales cuenten con un determinado número de sillitas y se ha ofrecido incluso a colaborar con esta iniciativa si fuera necesario.


martes, 28 de diciembre de 2010

LEGISLACION

Educación Infantil.

En el periodo que comprende la Educación Infantil el niño hace uso de las vías públicas como peatón o viajero acompañado. Por ello, se pretende, en esta etapa, fomentar actitudes de conciencia ciudadana y desarrollar en el niño hábitos encaminados a la creación del sentido vial. Será, por tanto, prioritario el desarrollo de hábitos psicomotoricos relacionados con la noción espacial, junto con las necesidades de que el niño conozca ciertas normas que regulan el orden social y que aparecen muy lejanas para él, ya que se encuentra en la etapa del egocentrismo y del realismo moral.

Es por ello que los objetivos, contenidos y los criterios de evaluación seleccionados para la enseñanza de la educación Vial, son los propios a las áreas:
 - Conocimiento de sí mismo y autonomía personal.
 - Conocimiento del entorno.
 - Lenguajes: Comunicación y representación.

A continuación se presentan algunos objetivos y contenidos prioritarios para el trabajo de la educación Vial:

* Objetivos:
 - Conocer su propio cuerpo y el de los otros, sus posibilidades de acción y aprender a respetar las diferencias.
 - Observar y explorar su entorno familiar, natural y social.
 - Adquirir progresivamente autonomía en sus actividades habituales.

* Contenidos:
 - Conocimiento de sí mismo y autonomía personal
 - Bloque 1. El cuerpo y la propia imagen
 - Las referencias espaciales en relación con el propio cuerpo.
 - Bloque 2. Juego y movimiento
 - Control postural: el cuerpo y el movimiento. Progresivo control del tono, equilibrio y respiración.
 - Nociones básicas de orientación y coordinación de movimientos.
 - Adaptación del tono y la postura a las características del objeto, del otro, de la acción y de la situación.
 - Bloque3. La actividad y la vida cotidiana
 - Las actividades de la vida cotidiana. Iniciativa y progresiva autonomía en su realización. Regulación del propio comportamiento.
 - Normas que regulan la vida cotidiana. Planificación secuenciada de la acción para resolver tareas.
 - Conocimiento del entorno
 - Bloque 1. Medio Físico: elementos, relaciones y medidas
 - Situación de sí mismo y de los objetos en el espacio. Posiciones relativas. Realización de desplazamientos orientados.
 - Identificación de formas planas y tridimensionales en elementos del entorno. Exploración de algunos cuerpos geométricos elementales.

miércoles, 22 de diciembre de 2010

Desarrollo evolutivo y comportamiento vial

   La primera dificultad con la que se encuentra el niño frente al tráfico es la originada por la limitación del campo visual, limitación que viene determinada por su menor estatura (110 cm. a los seis años), lo que supone un aumento del número de obstáculos en relación al adulto. Así sucedería, por ejemplo, en una situación tan habitual como es la de cruzar entre coches aparcados. Por otra parte, su campo visual está también limitado para usar la información proveniente de la periferia; dicho campo, que abarca en los niños de seis años 110º, irá ampliandose hasta los 180º, propios de la visión del adulto. Esta amplitud dificultará no sólo la detención del movimiento en la periferia del campo, sino que obligará a los niños a girar la cabeza para detectar movimientos laterales, lo que, a su vez, implicará un aumento en le tiempo de reacción para detectar los objetos que se localizan en dicha zona.

A lo anterior hemos de añadir que muchas veces la atención del niño se dirige a aspectos poco relevantes. No se ha de olvidar que hasta los cinco años no existe prácticamente un control de la misma, si bien hacia los seis o siete distingue ya entre situaciones en las qu debe realizar búsquedas de elementos significativos, de aquellas en las que puede dedicarse a jugar, volar su imaginación, etc., para llegar a su control total a partir de los once o doce años, edad en la que también es ya capaz de poder dividir su atención entre varias tareas, como puede ser una tarea motora (cruzar una calle andando) y otra tarea visual (observando la situación de los vehículos).

A todas estas dificultades se suman las que provienen tanto de la posibilidad de estimar fiablemente distancias, lo cual no consiguen hasta los trece años, sobre todo si éstas son grandes, y también las dificultades de utilizar, hasta los ocho años aproximadamente, claves erróneas para determinar la velocidad de los vehículos, llegando a juzgar los coches ruidosos y pequeños como más rápidos que los silenciosos y grandes.

Lógicamente los conceptos de distancia y velocidad influirán en la estimación qeu necesitará el niño para calcular el tiempo de cruce o lo que tardará un vehículo en llegar hasta su posición.

En consecuencia, el comportamiento vial infantil e incluso el proceso de toma de decisiones, se encontrará mediatizado por todos estos factores, lo que determinará la existencia de diferentes estrategias utilizadas en situaciones viales entre adultos y niños. Como ejemplo menciamos las señaladas por D.E Firth, en relación al cruce de calles:

           El niño, como se ha dicho, ya será capaz, aproximadamente a los seis años, de realizar búsquedas de elementos significativos ( bordillos, semáforos,etc,) lo que se traducirá en la elección del lugar del cruce, mientras que el adulto, por el contrario, seleccionará el momento más seguro para llevarlo a cabo. Es decir, el niño prestará poca atención a la situación del tráfico hasta que llegue al bordillo, lugar desde donde iniciará la toma de decisiones.
          
           Si lo anterior añadimos que necesitará más tiempo que el adulto para procesar la información y que tiene dificultad en relación a las estimaciones sobre velocidad, espacio y tiempo, el niño no podrá aprovecharse de posibles configuraciones del tráfico favorables para atravesar la calle sin peligro, ya que no puede anticipar la llegada de un hueco intervalo entre cohces en movimiento, necesitando, por el contrario, un intervalo vacío más extenso.

           Si a esta no anticipación se incorpora la lentitud en el incio del cruce, el niño podrá encontrarse ante una nueva situación vial, lo cual acarreará el comenzar de nuevo todo el proceso o curzar demasiado rápidamente aumentando la posibilidad de cometer un error, dada la dificultad que aún tiene para detenerse y reaccionar ante un imprevisto, pues la adquisición de hábitos de prudencia y pronta decisión constituyen nociones abstractas, que el niño hasta los 12 o 13 años no lograrán adquirir.

Como puede apreciarse he tomado como ejemplo una de las situaciones más habituales en el uso de las vías públicas. Los objetivos de la Educación Vial van mucho más allá del cruce de calles, si bien este se considera primordial y de suma importancia, sobre todo en la Educación Infantil

La educación vial y la educacion infantil

           En el año 1987 es cuando comienza los primeros trabajos para la Reforma del Sistema Educativo, publicándose para su debate, en el año 1989, el Libro Blanco y los Diseños Curriculares Base de las diferentes etapas.

      La Educación Vial debe orientarse hacia los dominios siguientes: De una parte, las Materias Técnicas y las Ciencias Naturales, por otra parte la Ética y las Ciencias Sociales, y por fin, la Educación Física. Los contenidos de esta educación deben estar integrados en los programas de estas materias, con el fin de que los escolares adquieran la experiencia técnica apropiada, tomen conciencia de sus responsabilidad en la vida social y puedan contribuir de una forma activa en la mejora de las condiciones de la circulación.

         En efecto, la problemática que entraña el tráfico puede y debe ser estudiada desde diversos puntos de vista para llegar a una mayor comprensión del mismo.
¿ No constituyen temas de vital interés para la formación vial, que el alumno observe y explore su entorno físico-social planificando y ordenando su acción en función de la información recibida o percibida?
¿ No constituye un importante aspecto dentro de la Educación Vial preparar al alumnado para que pueda utilizar las normas que rigen los intercambios lingüísticos y las señales extralingüisticas en diferentes situaciones de comunicación?
¿No sería Educación Vial que el alumnado descubriera y utilizase las propias posibilidades motrices, sensitivas y expresivas, adecuadas a las diversas actividades que emprende su vida cotidiana?

    Estos comportamientos viales son los que determinarán a los objetivos generales de Educación Vial para esta etapa educativa. Objetivos que formulamos a continuación y que contribuirán a desarrollar en los alumnos y alumnas las siguientes capacidades:

1. Observar y explorar el entorno inmediato con una actitud de curiosidad, identificando las características y propiedades más significativas de los elementos que lo conforman y algunas de las relaciones que se establecen entre ellos.
2. Descubrir, conocer y controlar progresivamente su propio cuerpo, sus elementos básicos, sus características, valorando sus posibilidades y limitaciones.
3. Actuar de forma cada vez más autónoma en sus actividades habituales, adquiriendo progresivamente seguridad efectiva y emocional desarrollando sus capacidades de iniciativa y confianza en sí mismos.
4. Adquirir conciencia ciudadana en relación al uso de las vías públicas y el tráfico.
5. Progresar en la adquisición de hábitos encaminados a la creación del sentido vial , tales como hábitos de observación visual, auditiva, psicomotóricos, relacionados con la noción espacial y de prudencia y pronta decisión.
6.Comportarse adecuadamente como peatón acompañado en el uso de las vías públicas.
    Respetando las normas de circulación y Seguridad Vial.

Así por poner algunos ejemplos, la adquisición de hábitos relacionados con la iniciativa y autonomía, con la utilización de los sentidos en la explotación de la realidad exterior, o bien con la planificación secuenciada de la acción para resolver una tarea sencilla, como puede ser cruzar una calle, podrán lograrse a partir de los contenidos de los bloques "El cuerpo y la propia imagen" y "la actividad y la vida cotidiana" del área de Indentidad y Autonomía personal.